Jesús Marchamalo
Donde se guardan los libros
Siruela / Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Madrid, 2011)
222 páginas / 18,95€ (rústica) · 9,99€ (Kindle) · 10,25€ (Epub)
Reseñar un libro sobre bibliotecas ajenas puede parecer una labor casi borgiana. Leer, sin embargo, un libro sobre bibliotecas ajenas es una manera singular de acercarse al universo de los escritores propietarios de estos templos laicos. Y también una verdadera gozada para cualquier bibliófilo con curiosidad.
El periodista Jesús Marchamalo publicó a finales de 2011 Donde se guardan los libros, un ensayo extraordinario para conocer a veinte escritores representativos de la narrativa contemporánea española a través de sus estanterías: Fernando Savater, Clara Sánchez, Arturo Pérez-Reverte, Antonio Gamoneda, Enrique Vila-Matas, Gustavo Martín Garzo, Clara Janés, Juan Eduardo Zúñiga, Luis Alberto de Cuenca, Carmen Posadas, Francisco Rico, José María Merino, Mario Vargas Llosa, Andrés Trapiello, Soledad Puértolas, Javier Marías, Luis Landero, Jesús Ferrero, Juan Manuel de Prada y Luis Mateo Díez (orden de aparición). El tomo se acompaña de un centenar de fotografías con los libros y los objetos singulares de estos creadores.
En la selección –la mayor parte apareció en el suplemento cultural de ABC– se utiliza el mejor de los criterios: el puro capricho de un buen lector. Si algo no se le puede reprochar a Marchamalo son sus convicciones literarias.
Los textos son de una deslumbrante originalidad, frescos y minuciosos al mismo tiempo, con los que alcanza momentos de verdadera intimidad, especialmente en las descripciones de los protagonistas, tanto de su apariencia física y psicológica como de su entorno y ambiente. Un mundo de detalles.
En la actualidad, cuando se realiza un estudio sobre un escritor de los últimos veinte años, se incluye siempre una relación o selección de las entrevistas/reportajes más destacados, e, incluso, se reproducen por entero o fragmentariamente las más significativas, ya que constituyen un material inapreciable en el análisis de los autores. Estas veinte piezas no pueden faltar en ningún estudio literario sobre estos creadores.
Es el de Jesús Marchamalo un proyecto estimulante, que puede depararnos aún muchas alegrías y felicidades. Donde se guardan los libros contiene todos los componentes necesarios para desear con impaciencia una segunda parte.
Ante un libro como éste la labor del crítico queda supeditada a una única recomendación a los lectores: la de invitarles a que salgan corriendo para comprarlo en cuanto terminen de leer esta reseña.
Muy interesante, Dany, de verte tan interesando en la lectura de este libro hace que me lo quiera leer, a ver cuando encuentro un huequecito, quizás en mi baja maternal, si todo va bien. Mucha suerte!
Es lo mejor que me puedes escribir, Coca. ¡Que tengas un magnífico embarazo! Besos, besos y besos.
¡Lo tendré en cuenta! Suena muy interesante y atractivo tal como lo has presentado.
Un abrazo
Lectura que me vas a agradecer durante mucho tiempo. Ya me comentarás. Otro abrazo.
Lo tendre en cuenta, todos tus consejos como tú sabes me parecen bien, cuando termine el que estoy leyendo lo buscaré para leerlo.
Un abrazo
Su lectura te llevará a otros libros, seguro.
descubri hace un tiempo a Marchamalo y quede prendada, este libro ya esta en mi lista!, estupendo articulo :o)
Gracias, Adonita. Cualquier libro de Jesús Marchamalo es una delicia para el lector.
Imprescindible para los amantes de los libros. Conocer a los escritores a través de sus bibliotecas y su forma de guardar los libros además de interesante es muy divertido, Marchamalo consigue que su lectura sea trepidante.
¿Cuándo se decidirá Marchamalo en sacar una segunda parte de este libro? Me encantaría conocer la respuesta.
Pues no lo conocía. Y lo voy a buscar. Me apetece.
Gracias.
un saludo.
Este libro le hará inmensamente feliz, Endeavour, si usted colecciona fotografías de escritores con sus bibliotecas.
¡Cómprelo ya!
«….una recomendación: la de invitarles a que salgan corriendo para comprarlo en cuanto terminen de leer esta reseña»
No hizo ninguna falta, lo compré apenas verlo y sin necesidad de hojearlo (Y eso fué meses antes de descubrir este blog).
Estupendo entonces, Jesús.