La cultura para el que la digiera, de Miguel Albandoz.La cultura para el que la digiera, de Miguel Albandoz.

Llámenlo modestia o llámenlo incapacidad, pero la cuestión es que considero inapropiado que sea yo quien explique los motivos que hacen recomendable en grado sumo la lectura de La cultura para el que la digiera (Quorum Editores). Ahora bien, aunque se inclinen por la segunda opción, tampoco me crean tan tonto como para desdeñar la oportunidad de que se hable de mi segunda novela en un blog literario tan prestigioso como ¡A los libros! Así que he optado por recabar las opiniones sobre el libro de un rutilante elenco internacional de expertos en diversas materias.

NENÄ KETEPEINEN. Editora de la revista literaria The Helsinky Librinky. «No se publican suficientes novelas de humor en Europa. Por aquí arriba nos ha dado últimamente por la novela negra, con tanto empeño que la gente se pensará que los nórdicos y escandinavos dedicamos el tiempo libre a idear formas de cargarnos a nuestros convecinos. Pero ojalá tuviéramos el sentido del humor de algunos escritores españoles; desde Quevedo hasta Aramburu, cuyas Ávidas pretensiones guarda semejanzas con La cultura para el que la digiera. Aunque Albandoz se preocupa menos por la riqueza lingüística, sin despreciarla, que por el ritmo y el mecanismo de la trama, donde demuestra una maestría impropia de alguien que sólo ha escrito dos novelas. No da una puntada sin hilo ni deja cabos sueltos y con un formidable dominio del tempo narrativo te engatusa y te engancha hasta el final».

HOMERO O’HAMMÓN. Tertuliano y gastrónomo. «Aprecio sobremanera la variedad y riqueza de sus ingredientes: un vigilante de museo tímido y solitario con veleidades de literato; una joven hermosa, inteligente, preparada y otra vez hermosa con un secreto en su pasado; un puñado de entendidos en alta cultura con el gusto bien educado lo mismo para saborear una obra maestra que para tragarse una birria de campeonato; cuarto y mitad de arte muy moderno, otro tanto de tomadura de pelo, unas gotas de rancia aristocracia y un chorro generoso de poesía fresca (o cualquier sucedáneo que se tenga a mano); una pizca de amor, dos de misterio, un manojo de farsa política y cantidades ingentes de humor a discreción. Y la elaboración, insuperable; hace que una receta complicada y laboriosa parezca sencilla y resulte fácil de digerir».

LIDIA CONSTANTE. Profesora de Literatura. «Por fin una novela bien escrita y entretenida que hace disfrutar de la lectura hasta a esta recua de acémilas… perdón, a los alumnos de secundaria».

VÍCTOR NIQUETE. Doctor en Medicina. «Que se rían. Es lo que les recomiendo a todos los pacientes que vienen a mi consulta. No sólo a los que muestran síntomas de angustia o depresión. No se nieguen las oportunidades de reírse porque la risa es beneficiosa para la salud. Por eso agradezco que existan escritores como Albandoz, que hacen del humor la seña de identidad de sus novelas. El tío se ríe, y hace que te rías, de todo: de los presuntos artistas que manchan un lienzo sin querer y al resultado lo llaman obra de arte, de los entendidos que justifican eso mismo con discursos huecos, de quienes se consideran poetas cada vez que descubren una palabra nueva en el diccionario, de los políticos que se limpian el culo en el ático con los ideales que empuñaban en el sótano, hasta de sí mismo se ríe el prenda, con lo sano que es eso y se lo digo yo que de salud sé un rato largo».

BELÉN GAÑIFA. Galerista de arte. «El título y la ilustración de la portada me atrajeron. Y el que la acción comience en un museo de arte moderno hizo que me pusiera en guardia. Oigo tantas bobadas acerca de la mentira en el mundo artístico al cabo del día… Pero cuando alguien no se limita al desprecio o al insulto fácil sino que construye una parodia tan salvaje y descacharrante como esta, sólo puedo agradecerle los ratos de regocijo que me ha hecho pasar con su lectura. Ese director de museo, tan necio, indecente y ridículo como lamentablemente verosímil. Y esa Lady Nutricia, odiosa y magnífica, absurda y genial… Conozco a tantas como ella…».

MARIVÍ QUETEVÍ. Socialité. «Es muy divertida, ¿no? O sea, que hace reír con los dibujos y eso, ¿no? ¿Cómo? Ah, ¿no tiene dibujos? Sí, bueno, o sea, es que leerla como que no la he leído, ¿sabes? Mi coach de image and communication trajo varios libros para un fotorrépor de la revista Stulticity y como este es así como en look blanco iba muy bien con todos los outfits que vestí en la session. Me dijo mi coach que posar con un libro en las manos aportaba intelectual touch y más con éste, porque en la portada pone cultura, ¿sabes? Bueno, también me dijo que había un personaje que le recordaba a mí, la hija del conde, pero no sé, como no la he leído, es que leer no es mi rollo, ¿sabes? Pero mi padre no es conde, es international investor…».

Miguel Albandoz