Palmira Márquez, agente literaria (c) Rai RobledoPalmira Márquez, agente literaria (c) Rai Robledo

Las agencias literarias funcionan de intermediarias entre el autor y las editoriales, ocupándose de todos los asuntos relacionados con la creatividad y con los libros porque estas labores han adquirido en nuestros días un carácter de especialidad muy acentuada. Palmira Márquez es una de las agentes literarias españolas –una profesión dominada principalmente por mujeres- más consolidadas a pesar de su juventud, y capitanea la agencia Dos Passos como una directora de orquesta, coordinando con temple los distintos instrumentos que la componen. Los libros, las personas, la literatura, no son un trabajo para Márquez, sino una pasión, un inequívoco anhelo, con su visión honesta y concienzuda a modo de batuta.

No mucha gente conoce cuál es el trabajo que realiza una agente literaria. ¿Nos lo podría explicar?

Una agente literaria se dedica a representar escritores. En mi caso, mi trabajo va más allá de lo que se ha entendido por la labor de agente literario en nuestro país: no sólo significa identificar el valor de una obra literaria y buscarle la mejor editorial para que se publique, sino que trabajamos codo a codo con el autor durante todo el proceso creativo, leemos las obras y aconsejamos a nuestros autores, si fuera necesario, cómo mejorarlas. Hacemos, por tanto, un trabajo de editing; luego diseñamos una estrategia ad hoc para cada obra y buscamos la mejor opción editorial dentro y fuera de España; conocemos las demandas de las editoriales y sabemos encontrar entre los originales de nuestros autores las obras que responden adecuadamente a estas demandas.

¿También en el extranjero?

Las traducciones son muy importantes para un escritor, y en ese sentido desarrollamos un amplio trabajo para tratar de publicar las obras en el extranjero. Conocemos y trabajamos con todos los editores a nivel mundial, bien directamente, o a través de coagentes, con los que trabajamos en países como Alemania, Holanda e Italia. Tenemos también relación con una importante red de scouts literarios para este fin. Además, en Dos Passos, al trabajar también como agencia de comunicación, apoyamos la promoción de las obras de nuestros autores en los medios de comunicación y su participación en aquellos foros que sean de interés. Y algo también muy importante es el trabajo que desarrollamos para vender los derechos audiovisuales de las obras de nuestros autores al cine y la televisión. En este sentido, mantenemos una relación permanente con productoras y televisiones.

¿Qué cualidades se necesitan en la actualidad para ser agente literaria?

Pues como en cualquier otro trabajo que se emprenda, conocer bien las claves del oficio. En este caso, tener olfato para identificar el valor literario de una obra y, hoy, más que nunca, su valor comercial. Conocer bien el sector editorial y sus demandas, tener dotes comunicativas para saber vender el libro que te ocupa y entusiasmar al que te escucha. Ser profesional, creer en lo que haces y apasionarte y entusiasmarte por ello.

¿Cómo se convirtió en agente?

Me convertí en agente literaria por Luis Eduardo Aute y el escritor Luisgé Martín. El primero quiso publicar las letras de sus canciones y nos encomendó a mi marido y socio, Miguel Munárriz y a mí, esa tarea. En cuanto lo supo Luisgé Martín, quiso que también lo representáramos y así empezó todo. Yo creo que la amistad nos llevó a este oficio.

Lo que diferencia Dos Passos de otras agencias literarias es su labor de Comunicación. ¿En qué mejora esto la representación de sus escritores?

Efectivamente, es un elemento diferenciador con respecto a otras agencias y un valor añadido para nuestros autores y también para las editoriales que los publican. Lo más importante en este sentido es que alargamos la vida mediática del libro. Los departamentos de prensa de las editoriales pueden dedicarles un tiempo más bien limitado a una promoción porque se publica mucho, y el hecho de que nosotros podamos alargar la presencia de los libros de nuestros autores en los medios es importante porque de esa manera alargas también su vida en las librerías. Hoy realizamos también un importante trabajo en las redes sociales, que se han convertido en prescriptores.

¿Cuántos escritores representa en estos momentos?

42.

¿Cómo convive con la vanidad de sus autores?

Bien. Mis autores tienen su vanidad bien dosificada.

¿Cuántas personas trabajan con usted en Dos Passos?

Somos cinco personas fijas en el equipo. Y luego tenemos mucha gente externa que trabaja con nosotros: un asesor fiscal, un abogado experto en derechos de autor y propiedad intelectual, lectores, coagentes en el extranjero, etcétera.

¿Cuál es su criterio a la hora de aceptar a un escritor en su agencia?

Que me guste lo que escriba, que crea en ello, y que vea en él un autor de futuro.

¿Por qué la inmensa mayoría de las agentes literarias son mujeres?

Pues no lo sé, la verdad. Y no sólo somos mayoría en las agencias literarias, sino en el sector editorial en general. Probablemente tenga que ver con que las mujeres son las que más leen, ¿no?

¿Cuál es su mayor alegría hasta el momento como representante de autores?

Haber visto publicados todos los libros de nuestros autores y las traducciones que hemos conseguido. También tenemos muchos proyectos cinematográficos en marcha que me enorgullecen. Pero si tuviera que destacar algo, me quedaría con la gran familia que hemos construido, la buena relación que mantenemos con todos nuestros autores, y que ha trascendido a ellos, que comparten también amistad y un sentimiento de pertenencia a un grupo, a una agencia. Algo que creo que se ha perdido en la actualidad y que caracterizaba antes a los escritores, lo hemos recuperado en Dos Passos.

Un manuscrito es rechazado, ¿porque no tiene calidad literaria para ser publicado o porque no tiene perspectivas comerciales?

Puede ser rechazado por ambos motivos, por el primero, por el segundo y por los dos juntos.

Confundir escribir con publicar puede producir mucha infelicidad. ¿Todo vale para publicar?

No.

Si el entrenador de fútbol del Real Madrid José Mourinho escribiese una novela y buscase quién se la editase, ¿tendría problemas para encontrar una editorial dispuesta a ello?

Absolutamente no. Tendría dónde elegir y habría tortas para quedarse con ella entre determinados editores. Otra cosa es que luego vendiera, porque el lector sigue siendo soberano.

¿Qué géneros literarios venden bien en estos momentos?

La novela sigue siendo la reina entre los géneros.

¿Están concedidos de antemano todos los premios literarios?

No.

Ha publicado hasta el momento dos libros, mezcla de recetarios y humor. ¡Tendrá una buena agente literaria para conducir su carrera como escritora!

¡Jajajaja! En esos dos libros yo aporté las recetas, porque otra de mis pasiones es la cocina, y Silvia Grijalba los relatos. Fue un juego divertido y lo pasamos estupendamente haciéndolos.

¿Qué significa la escritura para usted?

Un don que admiro profundamente. El que tiene historias interesantes que contar y sabe hacerlo con maestría me parece que es digno de ser admirado.

¿Cómo es un día laboral en su vida?

Intenso. Normalmente suelen estar cargados de reuniones con autores, editores, de llamadas, días en los que hay que redactar contratos, revisarlos, contestar correos electrónicos… Y sobre todo, de mucha lectura.

¿Con qué odia perder el tiempo?

Con aquello que no me aporta nada y con gente que me resta energía y no merece la pena.

¿Suele decepcionar conocer a un escritor admirado?

Depende de la persona. Por supuesto que hay quien decepciona, pero ocurre con todo de tipo de gente, se dedique a lo que se dedique.

¿Ha coincidido alguna vez con alguien por la calle leyendo el libro de uno de sus representados? Si es así, ¿qué ha pensado?

Sí, muchas veces, y he pensado que tiene muy buen gusto.

¿Cuáles son sus afinidades literarias?

Me gusta la buena literatura, me da igual que sea del siglo que sea, del XVII, del XIX, del XX o actual.

¿Sobrevivirán las letras impresas a esta crisis moral y económica?

Yo estoy convencida de que no sólo sobrevivirán, sino de que saldrán reforzadas. El ser humano necesita que le cuenten historias desde el principio de la Humanidad, y eso va seguir siendo así siempre. Se lea en el soporte que se lea, seguiremos demandando historias y leyendo.

Si no fuese agente literaria…

Yo estudié Periodismo y me encanta la Comunicación, que es a lo que me he dedicado siempre. Ahora estoy más volcada en la agencia literaria, pero de no dedicarme a ello, imagino que seguiría dedicándome a la Comunicación.

¿Quién es Palmira Márquez?

Alguien que intenta ser buena persona y que se toma con mucho entusiasmo su trabajo porque realmente le apasiona lo que hace.

¿Por qué leer?

Por todo. Para alimentar el alma, para conocer, para saber, para vivir otras vidas…, porque si no lees te pierdes uno de los grandes placeres que nos regala la vida.

¿Leer es vivir?

Leyendo se vive más.

¿Qué tipo de lectora es?

De las que leen a diario.

¿Cómo se debe leer?

Pues según las circunstancias. Si lees para ser escuchado, obviamente en voz alta, y si lees para ti, prefiero hacerlo en recogimiento.

¿Cómo hay que leer entonces un libro?

Como cada uno quiera o prefiera. Lo importante es leer.

Por cierto, ¿cuántas horas diarias dedica a la lectura?

Un mínimo de tres horas.

¿Cuál es su sitio preferido para leer?

Cualquiera, según la circunstancias. Pero si tuviera que elegir dos rincones de mi casa elegiría, en invierno, un sillón de orejas que tengo al lado de la chimenea, y en verano, la terraza.

¿Cómo es ese espacio?

Son dos espacios muy tranquilos.

¿Quién le enseñó a leer?

Mi abuelo y mi madre.

¿Cuál fue ese libro que le convirtió en lectora?

Me hice lectora leyendo la serie Los cinco, de Enid Blyton.

¿Quiénes son sus autores favoritos y qué lecturas recomendaría?

No tengo autores favoritos porque estos han ido cambiando con el tiempo. A una edad tenía a unos, ahora tengo otros. Es difícil quedarse sólo con unos cuantos nombres o unos cuantos títulos. Son tantos los que me han gustado a lo largo de mi vida… ¿Las lecturas que recomendaría? Pues también depende de las edades. Creo que iniciarse con Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, o La isla del tesoro, de R. L. Stevenson, puede ser extraordinario. Hay que leer a García Márquez, por supuesto Cien años de soledad y mi favorito, Crónica de una muerte anunciada; La Regenta, de Clarín; Fortunata y Jacinta, de Galdós; la literatura rusa, la inglesa… En fin, la lista de autores y títulos sería interminable.

¿Qué libros está leyendo?

Estoy leyendo manuscritos de mis autores y una delicia de libro de una autora que me gusta muchísimo: Un abril encantado, de Elizabeth Von Arnim.

¿Qué libros le han impactado más en su vida?

Me impactaron mucho, quizás por lo jovencita que era cuando los leí, dos libros que no tienen nada que ver, pero que tengo un recuerdo muy claro de la primera vez que los leí: Cumbres borrascosas, de Emily Brönte, y Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos.

¿Qué libro reciente no ha sido capaz de terminar de leer?

Muchos. No pude acabar, por ejemplo, la trilogía de Stieg Larsson.

¿Con cuál se ha emocionado últimamente?

Con El despertar de la señorita Prim, un libro de una autora a la que representamos en Dos Passos, Natalia Sanmartin Fenollera, que será publicado en Planeta en abril de este año y que ya hemos vendido a medio mundo: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia…

¿Qué ha aprendido de sí misma leyendo que no hubiera podido aprender sola?

Sin duda, muchas cosas. Estoy segura de que haber leído me ha hecho conocerme mejor.

Todo el mundo afirma que en España no se lee…

Se lee, pero no todo lo que se debería. Me entristece que nuestro país tenga uno de los índices de lectura más bajos de Europa. Según las estadísticas, sólo un 55% se declara lector, pero es más triste comprobar que sólo un 29% de ese 55 es verdadero lector. El resto se limita a leer el best seller de turno. Entristece comprobar cómo poco a poco están desapareciendo las librerías y el oficio de librero, ese que era el mejor de los prescriptores, el que te llevaba de la mano entre esa inmensidad de historias y te recomendaba aquello que se ajustaba, o a veces no, pero qué maravilla que te dejaras llevar, con lo que estabas buscando. En la penúltima edición de la Feria del Libro de Frankfurt, a la que asisto cada año, el país invitado de honor fue Islandia, un pequeño país con una media por persona de ocho libros leídos al año, que cuenta con 170 editoriales y donde se venden 2,5 millones de ejemplares. Todo en apenas 320.000 habitantes. ¿Envidiable, no?

¿Y cómo podríamos llegar a algo parecido en España?

A eso se llega a través de la educación, no hay más. Aquí hemos desaprovechado la oportunidad de educar a los niños, desde pequeños, en el amor a los libros. Las instituciones no se han preocupado, de manera inteligente, por la lectura en el sistema educativo. Nos hemos equivocado. Incentivar el placer por la lectura y fortalecer el vínculo con los libros a una edad temprana debería ser una asignatura obligatoria para todos, familias e instituciones.

¿Qué es el libro para usted?

Un objeto imprescindible, una pieza fundamental en mi formación personal y profesional.

¿Cuál es su relación ahora con los libros?

Estrecha, estrechísima. Vivo entre ellos. Forman parte importante de mi vida personal y profesional.

¿Quién le educó en el amor a los libros?

Mi abuelo, mi madre y muchos de los maestros que tuve en mi enseñanza primaria y secundaria, que fueron fundamentales en mi vida.

¿Prefiere los libros recién sacados de la imprenta o los volúmenes antiguos?

Todos.

¿Dónde suele comprar los libros?

En librerías y en Fnac.

¿Qué opina de las librerías tipo Fnac, Casa del Libro o La Central?

Pues que pueden convivir perfectamente con el resto.

¿Visita las librerías de viejo?

Sí, aunque no tanto como quisiera.

¿Cuántos libros suele comprar en un año?

Muchísimos, se me acumulan las lecturas. Por mi trabajo tengo que leer mucho manuscrito y me impide leer los libros que compro tanto como me gustaría.

¿Cuál es su posesión libresca de la que se siente más orgullosa?

De muchas, pero siento un especial cariño por una edición de Manhattan Transfer, regalo del poeta y amigo Fernando Beltrán, y por un Quijote de principios del siglo XX que era de mi abuela.

¿Alguna manía u obsesión con los libros?

No, soy poco o nada maniática y obsesiva.

¿Posee ex libris?

Sí.

¿Están sus libros limpios de notas y subrayados?

Algunos están limpios y otros cargados de notas y subrayados.

¿Qué opina de ese fenómeno mediático que es la Feria del Libro de Madrid?

La Feria del Libro es un acontecimiento único que deberíamos cuidar entre todos. Durante esos 17 días en los que se celebra, en un enclave como es el Parque del Retiro, que es una de las claves de su éxito, podemos visitar una de las librerías más grandes del mundo al aire libre. Es un punto de encuentro extraordinario para los profesionales del sector, pero, sobre todo, para el lector y el escritor.

¿Ha practicado en alguna ocasión el bookcrossing?

En alguna ocasión, sí.

¿Tiene libro electrónico? Y si es así, ¿cuál?

Sí, el Kindle. Y es una herramienta perfecta para mi trabajo, teniendo en cuenta la gran cantidad de manuscritos que tengo que leer.

¿Qué opina sobre el libro electrónico?

Pues que llegó hace tiempo y lo hizo para quedarse. Es perfecto para determinadas materias, como diccionarios, enciclopedias, libros técnicos, de texto y universitarios… Por supuesto, es el presente y el futuro para las nuevas generaciones. Para los que nos hemos educado en el papel, tiene sus ventajas también, por ejemplo, es perfecto leer en este soporte libros que te apetecen en un momento dado pero que no te importa no tenerlos en la estantería de tu biblioteca. Es más barato, ocupa menos espacio físico, es más ecológico…

¿Cómo luchar contra la copia ilegal de libros electrónicos?

La mejor manera de luchar contra la piratería es ofrecer una oferta legal, a precios competitivos, ser capaces, entre todos, de crear un escenario que satisfaga a todos; en mi opinión, un libro electrónico no debería costar más de 5 euros, todo lo que pase de ahí lo único que hace es fomentar la piratería. Y por supuesto, poner en marcha políticas oficiales, leyes, contra este fraude que es la piratería.

¿El libro en papel será en el futuro un objeto de lujo?

Pues probablemente sí, en un fututo aún lejano. Pero me encanta pensar que el libro en papel jamás desaparecerá. No creo que lo haga, al menos en un corto o medio plazo, no. El papel es el soporte de nuestra cultura, la de muchas generaciones, y, por supuesto, aunque conviva con otros soportes, tiene un futuro importante por delante. Al menos eso es lo que me gusta pensar a mí.

¿Cuál es el futuro del libro?

Espléndido. Como he dicho antes, no podemos vivir sin historias. Se lea en el soporte que se lea, el libro seguirá existiendo siempre, lo que importa es el contenido.

Su biblioteca es…

Lo mejor que tenemos en casa.

¿Cuántos volúmenes contiene?

Más de 5.000. Y eso que nos hemos ido desprendiendo de muchísimos libros porque llega un momento en que se nos plantea la duda: Ellos o nosotros.

¿Cuál es el número idóneo de libros para su biblioteca?

No hay un número idóneo.

¿Qué género predomina?

Tenemos de todo: novela, ensayo, poesía, teatro… pero predomina la novela.

¿La tiene ordenada?

Sí.

¿Cómo clasifica su biblioteca?

Por autores.

¿Sólo tiene libros en las baldas o también acumula objetos, fotografías u otro tipo de fetiches?

Predominan los libros, pero hay algún objeto, pocos: una lámpara, un juguete antiguo, un tintero, una escultura regalo de un amigo…

¿Alguna peculiaridad?

Hay revistas literarias, como la colección completa de la revista Poesía, editada por el Ministerio de Cultura, Cuadernos del Norte, Camp de l’Arpa

¿Qué libros le faltan en su biblioteca?

Muchos, es imposible tenerlos todos.

¿Qué biblioteca ha visitado y le ha fascinado?

Nuestra Biblioteca Nacional.

¿Qué biblioteca le gustaría visitar?

Me encantaría visitar todas las que estén consideradas las mejores del mundo.

¿Posee libros heredados de su familia?

Sí. Tengo especial predilección por ese Quijote de principios del siglo XX que era de mi abuela paterna, que mencioné antes. Algunos títulos de Shakespeare, Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca…

¿Hace expurgo en su biblioteca con frecuencia? Si es así, ¿adónde van a parar estos libros?

Sí. Hemos donado en ocasiones a distintas asociaciones. La última vez, toda la colección de poesía de mi marido, Miguel Munárriz, más de 600 títulos, muchas primeras ediciones, a El Aula de las Metáforas, una extraordinaria y bella biblioteca especializada en poesía y fundada en Grado, Asturias, por el poeta Fernando Beltrán.

¿Contiene libros en otros idiomas?

Sí, algunos, sobre todo en inglés.

¿Visita usted como usuaria las bibliotecas públicas?

Me entristece decir que en la actualidad no, aunque lo hice asiduamente en el pasado durante mucho tiempo.

Palmira Márquez (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1971) se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla e inició su carrera en la radio, en gabinetes de prensa y en la Agencia de información andaluza Sur Press. Se trasladó a Oviedo en 1996 como directora de publicaciones de la empresa Soluciones de Marketing, y en 1999 dirigió el departamento de comunicación, a nivel nacional, de la cadena de librerías Crisol, ya desde Madrid. En 2001 comenzó una trayectoria independiente como gestora y comunicadora cultural y en 2003 creó Dos Passos, Agencia Literaria y Comunicación, que actualmente dirige. Es autora, junto a Silvia Grijalba, de los libros Mujer profesional independiente busca ensaladas para compartir y Mujer joven alternativa busca platos vegetarianos (sin tofu) para compartir, ambos publicados en la editorial RBA. Desde 2102 es socia fundadora de Thinking Heads Literary Agency.