Llevo diecisiete años dedicándome a escribir crítica literaria. Leo un libro, lo finalizo y empiezo a pergeñar algunas ideas en un folio tras un análisis instintivo sintiendo en mis dedos el roce del papel. Pocas veces sin embargo me ocurrió lo que me ha sucedido hoy: terminar de leer dos libros seguidos que me dejan sin palabras. Algo que no puede decirse todas las semanas. Ni todos los meses …