Hay algo de quijotesco en la idea de montar una editorial con la que está cayendo. En plena recesión, la industrial cultural se ha visto claramente afectada y los libros se han convertido en una de las formas menos seguras de ganarse el sustento. Por eso no puedo dejar de sentir una profunda admiración y una velada empatía por quién se empeña en nadar contracorriente …