Cubierta Los cuerpos extraños

Lorenzo Silva

Los cuerpos extraños

Destino (Barcelona, 2014)

352 páginas / 18,50 € (papel) · 9,99 € (Epub)

Resulta difícil ser objetivo cuando se trata de reseñar una novela de un autor al que admiro profundamente. Además, es el título más reciente de una saga que sigo con fervor desde hace años. Lorenzo Silva vuelve a la carga con una nueva aventura de la pareja de guardias civiles más famosa de la literatura nacional: los inseparables Bevilacqua y Chamorro. En Los cuerpos extraños nos encontramos ante una trama que ya desde las primeras páginas promete: una alcaldesa asesinada, un concejal de urbanismo corrupto, una red de blanqueo de dinero a nivel internacional… Ingredientes de sobra para abrir el apetito a cualquier amante del género policíaco, haya leído las anteriores o no.

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) se sirve de un pequeño municipio de la costa levantina para convertirlo en escenario de una trama que, por desgracia, recuerda demasiado a los casos de corrupción que cada vez de forma más habitual inundan los titulares. Palabras como chantaje, malversación de fondos, extorsión, etcétera, hace mucho que dejaron de ser patrimonio exclusivo de la ficción para pasar a formar parte de nuestro día a día, repetidas hasta la saciedad en informativos y prensa. Silva coloca a los protagonistas de su novela en la tesitura de investigar el asesinato de un dirigente político, la pesadilla de cualquier investigador, no sólo por la presión mediática que rodea el caso y que exige resultados a toda costa, sino también por la certeza de hallarse en terreno resbaladizo, obligados a dar cuenta de cada paso que den y de dudar incluso de aquellos ciudadanos electos que deberían ser ejemplo de respetabilidad, pero que, en ocasiones, son justo lo contrario.

El reencuentro con Vila y Chamorro resulta ameno y muy agradable, como si nos reencontráramos con unos viejos conocidos, algo a lo que Lorenzo Silva nos tiene ya acostumbrados. Puede que a este respecto Los cuerpos extraños sea la novela más íntima y reflexiva de la saga, en cuanto que se acerca mucho más que sus predecesoras a la vida personal de sus protagonistas. Así, nos encontraremos con una sargento Chamorro cuyo habitual buen juicio se verá turbado por algunos problemas personales, una humanización del personaje que contribuye a dar profundidad a la trama.

De la misma manera, veremos a un sargento Bevilacqua más maduro si cabe, con un hijo que hace mucho que dejó de ser un niño y embarcado en una confusa relación sentimental, aunque se cuida mucho de llamarla así, con una vieja conocida. Se advierte algo más de melancolía en su tono, muestra de la sabiduría que otorgan las canas, al hablar del desapasionado trabajo policial, que poco tiene que ver con el glamour y las excentricidades propias de los detectives de ficción al estar sometidos a una serie de reglas y directrices que no tienen más remedio que acatar mientras tratan de hacer su trabajo como mejor saben.

Vila y Chamorro se verán metidos hasta la barbilla en una investigación incómoda, desagradable, que pondrá a prueba su tenacidad y les obligará a sumergirse en una compleja maraña de escándalos sexuales, chantajes y amenazas en la que la muerte de la alcaldesa resulta ser sólo la punta del iceberg. Todo ello salpimentado por el sarcasmo de Bevilacqua y la elegancia en la escritura de Lorenzo Silva: no hallarán en este texto una palabra fuera de su sitio ni una coma de más ni de menos. Puro entretenimiento en una lectura agradable y honesta que demuestra el buen estado de forma de estos guardias civiles, a pesar de tratarse de su octava novela juntos.

Benito Olmo