Javier Sánchez Menéndez, editor y poeta.Javier Sánchez Menéndez, editor y poeta.

Cree en la literatura por la literatura. Y especialmente en la poesía. Hombre educado, amable, perfeccionista, sin prisas, un valiente de las letras españolas, Javier Sánchez Menéndez es el responsable de La Isla de Siltolá, una de las editoriales dedicadas a la poesía más exquisitas que podemos encontrarnos en estos momentos en las librerías. Una poesía además que cumple con una de las funciones más prominentes de este arte minoritario: ser metamorfosis de la realidad contemplada, pero no para evadirse de ella sino para enriquecerla. La Isla de Siltolá es un buen ejemplo de ello.

¿Cómo empezó todo?

En 2009, con mucha más ilusión que compromiso. Con el paso de los meses el compromiso se alimentó de la ilusión.

¿Cuál es el criterio principal del catálogo de La Isla de Siltolá?

Exclusivamente la literatura digna, aquella que se puede leer en lentitud y con placer. La que puede aportar un grano de arena a la literatura.

¿Qué libro de su catálogo recomendaría leer sin falta? Y, ¿por qué?

Sin lugar a dudas Idilios de Juan Ramón Jiménez. Se trata de una obra cumbre en la poesía del autor de Moguer. Una manifestación de calidad y gusto estético en la poesía amorosa.

¿Confía plenamente en su juicio estético?

En absoluto, si confiara en él más de la mitad de los libros de Siltolá no se habrían publicado. No obstante, procuro que el sentido común actúe siempre con criterio.

¿Editar un libro es una tarea más enloquecida que escribirlo?

Ambos actos poseen el mismo grado de locura. Procuro fabricar los libros que editamos. Cada paso requiere un mimo y cuidado constantes.

¿Qué debe diferenciar a un editor de poesía de un editor de novelas?

Supongo que el editor de novelas sabe de antemano que posee más lectores y por tanto venderá más libros. Si concebimos la poesía como el género más puro de la literatura, sin menospreciar a ningún otro, creo que es más complicado publicar poesía. Debe existir mayor responsabilidad al editar poesía.

¿Hay que ser valiente para editar?

Valiente y distante. Ambos términos deben conjugarse en equilibrio. Hay que ser arriesgado y tener muy claras las ideas.

¿Qué le gustaría alcanzar a nivel editorial en los próximos años?

Con lo que hemos hecho hasta ahora tengo una satisfacción inmensa. Hay nuevos autores, que antes eran prácticamente desconocidos, que disponen de una voz personal ya reconocida. Seguiremos descubriendo valores y acercando a los lectores la literatura digna a la que antes hacía referencia.

Cada vez hay más editores que no pagan a sus autores. ¿Paga usted religiosamente a los suyos?

Pagamos lo poco o mucho que le corresponda a cada uno. Si la cantidad es pequeña se le abona en libros.

¿Se le ha escapado algún manuscrito que hubiese deseado publicar?

Siempre se escapa algún manuscrito que deseamos publicar. La literatura tiene su momento aleatorio. Pero todo tiene una explicación. Si no se ha publicado será por algo. Hay que encontrar el sentido exacto de las cosas, mirando el futuro, nunca el pasado. El pasado no existe.

¿Cuántos manuscritos no deseados recibe de media en un mes?

Aproximadamente unos 25 manuscritos.

¿Qué significa la poesía en su vida?

Es la esencia de ella. Todo cuanto deseo y realizo se fundamenta en el sentido de la palabra poética, en su propia razón.

¿Qué sentido tiene en la actualidad publicar poesía?

Se intenta contribuir a la historia de la literatura, aunque sea con granos mínimos de arena. Si se fija en una playa lo que hay son granos, muchos granos. Ellos forman la arena.

¿Sigue aplicando el verso a las cosas normales que ocurren en la vida?

Mientras sean cosas normales desde luego. Lo anormal lo dejo para el razonamiento. No concibo la vida sin la poesía, sin el verso, sin la palabra.

Si le nombro a Juan Ramón Jiménez…

Antes le he hablado de Idilios. Juan Ramón es el Rilke español. Un autor infinito y esencial. Aún dará mucha sorpresas el Premio Nobel. Encontré en Juan Ramón toda la esencia de la poesía auténtica, y no tengo intención de abandonarlo. Acudo a él de forma permanente.

¿En qué medida el escritor posee el don de regalar otra realidad a quienes leen sus creaciones?

El escritor presenta, se desnuda en su creación y entrega. Los lectores reciben el regalo. Otra cosa es el grado de asimilación o comprensión de los lectores. En poesía se escribe mucho más para sí.

En sus diarios es muy duro con las nuevas generaciones de poetas. ¿Por qué?

Se pretende que estallen, que dejen de ser para poder ser. Que se olviden de los agrupamientos y las influencias. Que descubran su voz personal y que intenten el camino en solitario. La poesía es una lucha permanente. Quien no deja de ser se queda en el camino. No obstante hay buenos jóvenes poetas.

¿Alguna recomendación para los jóvenes que están intentando abrirse camino en el mundo literario?

Suelo responder a todos los escritos que recibo con esta cuestión, y siempre repito lo mismo: se debe leer. Que seleccionen sus lecturas, no se puede leer todo lo que cae en nuestras manos. Y después si queda tiempo que lo intenten en soledad y silencio (escribir). No se pueden construir catedrales sin haber forjado los sólidos cimientos.

¿Cómo podemos adquirir herramientas para saber mirar?

La propia naturaleza nos otorga las herramientas, hay que saber descubrirlas, aceptarlas. Muchos se conforman con ver, pero la simple visión es una ínfima parte de todo aquello que tenemos delante.

¿Cómo ve el panorama literario español?

Muy politizado, muy socializado. La literatura es creación personal que debe realizarse en silencio y soledad, ajena a todo aquello que pueda influir. Hay voces prometedoras y otras que se han consolidado, y desde luego mucho aprendiz.

Sus editoriales favoritas son…

Impedimenta, Anagrama o Tusquets.

Pero solo Tusquets, y no siempre, publica poesía.

Las tres han publicado poesía. Además, hay prosa que es verdadera poesía.

¿A qué le tiene miedo?

A la vida y a la mentira. Este mundo que corre no es el mío. Nacemos para vivir en una falsa globalización.

¿Cuáles son las cualidades que más aprecia en la gente, en sus amigos?

La sinceridad y el reconocimiento de la propia humildad.

¿Podría describirnos un día cualquiera en su vida?

El de un ciudadano normal que intenta sacar horas de todos los momentos para leer.

¿Alguna idea en la cabeza desde hace muchos años?

Abrir una librería. Espero que la idea consolide.

¿Quién es Javier Sánchez Menéndez?

Una persona normal que llama al pan pan y al vino Rioja.

Dice Gonzalo Suárez que cuando se pone a escribir es que no tiene nada mejor que hacer. ¿Le ocurre a usted lo mismo?

Escribir es una necesidad. El remedio provoca esa necesidad. Peor o mejor se escribe porque no hay más remedio.

¿Escribe cada día?

Lo intento y lo procuro. Defino escribir: revisar y corregir textos o poemas ya escritos con anterioridad.

¿Piensa en un lector determinado a la hora de escribir?

En absoluto. Pienso en la literatura nada más y nada menos.

¿Cómo tiene la imaginación?

Aún virgen.

¿Recuerda por qué empezó a escribir?

Llegó un día y nunca se marchó.

¿Tiene alguna superstición a la hora de escribir?

Ninguna.

Para escribir no puede faltarle…

El tabaco, el cenicero, las gafas, los cuadernos y los bolígrafos. Los discos de vinilo de fondo. Aunque amo el silencio la música también es arte. La mayoría de las veces hay música de fondo.

¿Y qué suena en esos discos de vinilo?

Música, sólo música o música con palabras. El vinilo ejercita la indolencia.

¿Ordenador o a mano?

A mano, en cuadernos. Después de las correcciones (que pueden llevar meses o años) paso lo que queda a ordenador. Es una fácil tarea: muchos cuadernos con tachones y poco en el ordenador.

¿Es muy perfeccionista?

No considero que la expresión sea perfeccionista, soy inseguro. Procuro buscar el ritmo y el tono por encima de los cánones clásicos y eso provoca la falta de seguridad.

¿Dónde escribe?

Siempre cerca de la naturaleza en su estado más puro y primario.

¿Cómo es ese sitio?

Verde y húmedo, con olor a tierra. Con el sonido de pájaros y del viento.

¿Cómo se clasificaría como escritor?

Me califico aún como un apasionado lector.

¿Qué sería de su vida si no pudiera escribir?

Creo que lo asumiría y esperaría una nueva reencarnación con más fortuna.

¿Recuerda cuándo fue la primera vez que se sintió escritor?

Aún no me he sentido escritor.

¿A quién le deja leer sus manuscritos antes de ser editados?

A tres buenos amigos: una profesora universitaria, una estudiosa de la obra de Juan Ramón Jiménez y a un poeta.

¿Cuáles son sus afinidades literarias?

Las de mis lecturas de cabecera, nada más.

¿Hay algún estereotipo de escritor en el que odiaría caer?

Soy feliz sin odio.

¿Por qué leer?

Sin lectura no hay escritura. Sin lectura no hay vida. Sin lectura no hay aprendizaje. Leer nos hace humildes.

¿Leer es vivir?

Por supuesto, pero hay que elegir las lecturas.

¿Qué ha aprendido de sí mismo leyendo que no hubiera podido aprender solo?

Cada día la lectura nos enseña cuanto sabemos de nosotros. Sin ella no llegamos a conseguir el propio aprendizaje.

¿Cuántas horas diarias dedica a la lectura?

Todas las que puedo y robo a la rutina.

¿Cómo se debe leer: en voz baja, en voz alta o sin voz?

No le puedo indicar. Leo en silencio.

¿Cuál es su sitio preferido para leer?

Cualquier lugar es bueno. Leer es como cerrar los ojos entre la muchedumbre.

Para leer no puede faltarle…

El buen libro.

¿Quién le enseñó a leer?

No lo recuerdo. Supongo que los primeros maestros.

¿Cuál fue el libro que le convirtió en lector?

Platero y yo.

¿Qué libros le han emocionado en su vida?

Todo Platón, El Quijote, Ulises, El Aleph, Espacio

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?

Allá en los finales de los sesenta no teníamos colecciones de literatura infantil como ahora. Leía unos libros clásicos de aventuras, sobre todo de Salgari y Julio Verne.

¿Cuáles son sus autores preferidos?

Platón, Novalis, Hölderlin, Rilke, Pound, Eliot, Leopardi, Juan Ramón Jiménez, Luis Rosales, Claudio Rodríguez, Ángel González, Antonio Colinas, Nicanor Parra…

¿Qué título reciente le ha dejado sin aliento?

Cualquier obra de Mauricio Wiesenthal.

¿Qué libro no ha sido capaz de terminar de leer?

El héroe discreto, de Mario Vargas Llosa.

¿Qué tipo de lector es?

Muy normal. Tan solo que vuelvo a leer lo mismo en varias ocasiones, y si es extraordinario acudo mucho allí.

¿Hay algo mejor que leer?

Contemplar la naturaleza.

Todo el mundo dice que en España no se lee…

En España sí se lee, pero puntualizaría: se deben elegir mejor las lecturas y no dejarse llevar por el marketing. Y es imprescindible la lectura en lentitud; en España somos muy rápidos para todo.

¿Qué es el libro para usted?

Un objeto de respeto y devoción. El libro es mi sagrario.

¿Cuál es el verdadero lugar de los libros en su vida?

Trabajé desde muy joven para pagar los estudios. Con el sueldo semanal adquiría libros en librerías de viejo. Los conservo todos con verdadero amor.

¿Cuál es su relación ahora con los libros?

La relación es la misma.

¿Cómo los cuida usted?

Como a mis hijos.

¿Están sus libros limpios de notas y subrayados o los marca de alguna de manera?

Aquellos a los que acudo a menudo están limpios. Suelo doblarles el pico superior y escribir anotaciones en ellos.

¿Alguna mitomanía relacionada con sus libros?

El orden nada más. Cada libro debe ocupar su espacio, y lo compruebo.

¿Los presta?

Cada vez menos. Ya he perdido algunas joyas.

¿Posee ex libris?

No dispongo de ex libris.

¿Hay algún olor que relacione con los libros?

La humedad me recuerda al papel.

¿Dónde suele compra los libros?

La mayoría por internet.

¿Cuál es su librería de cabecera?

En cada ciudad que visito hay una a la que acudo.

¿Visita las librerías de viejo?

De vez en cuando. Solo cuando el tiempo lo permite.

¿Qué opina de las librerías tipo Casa del Libro, Fnac o La Central?

Realizan una labor excelente y adquieren un compromiso de difusión. Sin embargo, prefiero las librerías más pequeñas y anárquicas.

¿Cuántos libros suele comprar en un año?

No llevo la cuenta.

¿Cuándo fue la última vez que pensó que se había gastado demasiado dinero en un libro?

Hoy mismo. He comprado uno por internet y después de “aceptar el proceso” he sentido arrepentimiento. Cosa lógica.

¿Cuál es su posesión libresca de la que se siente más orgulloso?

Algunas primeras ediciones de poetas de cabecera.

¿Qué opina de ese fenómeno comercial que es la Feria del Libro?

Que es un fenómeno, un montaje y un escaparate. Unos dicen que hay que estar y después se pasan 11 meses al año quejándose. La Feria del Libro sería un éxito si se tuvieran en cuenta muchos factores concretos de demanda del público que asiste y compra, y si se alejaran para siempre de su organización las administraciones. Tomando un verso de Nicanor Parra y aplicándolo a su pregunta, la Feria del Libro no se realiza cara al lector/consumidor, se hace por complacer a los superiores (administración).

¿Tiene libro electrónico? Y si es así, ¿cuál?

Tengo Kindle y eReader.

¿Qué opinión tiene sobre el libro electrónico?

Es un complemento a la lectura, un instrumento que acerca al lector a la obra literaria. Pero hay poco interés en España por su consolidación y baja calidad en la presentación. Es como si se hubiera asumido la necesidad y presencia del libro electrónico pero sin apostar por ello.

¿Cuál es el futuro del libro?

Debe haber un cambio de rumbo en la política editorial. Nos debemos centrar más en el lector, consumidor final, y olvidar las ayudas de la administración y otros factores meramente externos.

Su biblioteca es…

Normal, repleta de libros y de objetos. La vida encerrada entre cuatro paredes.

¿Cuál es su fondo actual de títulos?

Lo desconozco.

¿Y cuántos poemarios tendrá?

La mayoría de los libros son poemarios. Es una biblioteca de poesía.

Dijo antes que la tiene ordenada.

Una pequeña parte sí, la mayoría no. Lo auténtico está perfectamente ordenado.

También acumula objetos.

Las baldas están repletas de objetos: regalos, recuerdos, manías, señales, símbolos. Se enmarcan perfectamente en el entorno.

¿Alguna peculiaridad en su biblioteca?

La alfombra. Una gran alfombra lo abarca todo.

¿Cuál es el libro más raro?

Muchos, suelo apartarlos de la vista.

¿Y el más caro?

Alguno. Ahora han bajado considerablemente los precios.

¿Hace expurgo en su biblioteca con frecuencia? ¿Adónde van a parar esos libros sacrificados?

Con mucha frecuencia, casi todas los meses. Antes los vendía en librerías de viejo. Ahora los regalo. Desde hace unos años selecciono aquellos libros que no deseo perder de vista pero no quiero que estén en la biblioteca, los guardo en cajas y los llevo a una nave repleta de ellos.

¿Contiene libros en otros idiomas?

Algunos, la mayoría de poesía.

¿Cómo debe formarse una biblioteca?

Su propietario debe marcar la impronta.

¿Qué biblioteca ha visitado y le ha fascinado?

Muchas, en realidad me gustan todas. Hay tesoros (minúsculos o inmensos) en todas.

¿Qué biblioteca le gustaría visitar?

Me encantaría que cada municipio español tuviera una biblioteca digna. Si eso ocurre visitaría todas aquellas que pueda.

Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es poeta, editor, traductor y ensayista. Dirige la editorial La Isla de Siltolá y escribe en su blog La vida al filo de la espada. Colabora además en diversos medios de comunicación como columnista y crítico literario. Es autor de los poemarios Motivos (1983), El violín mojado (1991), Introducción y detalles (1991), Última cordura (1993), La muerte oculta (1996) y Una aproximación al desconcierto (2011), Faltan palabras en el diccionario (2011) y de la plaquette Cartoons (2012). Fábula es su proyecto más ambicioso, un conjunto de diez libros sobre la grandeza de la poesía en la vida, de los que han visto la luz La vida alrededor (2010), Teoría de las inclinaciones (2012) y Libre de la tormenta (2013). También ha publicado diversos ensayos y antologías como Sobre la literatura y el arte (1986), Poesía contemporánea en Sevilla (1987), Poesía sevillana (1950-1990) (1992) y Poesía para niños de 4 a 120 años (Antología de autores contemporáneos) (2010). Acaba de aparecer en Estados Unidos la primera entrega de El libro de los indolentes (2013).