Haruki Murakami

Baila, baila, baila

Tusquets (Barcelona, 2012)

464 páginas / 22 € (rústica) · 14,99 € (Ebook)

Haruki Murakami se ha convertido en el paradigma de la literatura japonesa que interesa en occidente y, como autor de culto, son legión los lectores que esperan impacientes a que salgan sus nuevas novelas. La última, Baila, baila, baila, publicada en la colección Andanzas de la editorial Tusquets, es un ejemplo de cómo el autor empieza a morir de éxito imitándose a sí mismo hasta el extremo de desperdiciar una interesante trama aderezándola de innecesarios efectos paranormales.

Los que hayan leído su literatura más personal, esa que se esconde entre la páginas de su libro de relatos Sauce ciego, mujer dormida o en el ensayo De qué hablo cuando hablo de correr, no encontrarán en la páginas de Baila, baila, baila más que la sombra de un autor que ha descubierto la fórmula del éxito y que da a sus lectores única y exclusivamente lo que cree que esperan de él a pesar de sí mismo como escritor.

Y acaso él lo sabe. Por eso, entre una galería de personajes pensados para sorprender al lector y que en la mayoría de los caso no convencen, podemos encontrar a un escritor de éxito, de nombre peculiarmente parecido al suyo, al que Murakami caracteriza como un autor que ha perdido el alma de la verdadera literatura, un ser patético abandonado a los lujos que le permite su posición de escritor consagrado al que le ha resultado más cómodo dejar de preguntarse por el verdadero sentido de lo que hace.

Baila, baila, baila podría haber sido una estupenda novela negra ambientada en Tokio, Sapporo y Hawaii, que el autor sabe convertir en escenarios inquietantes en los que el mundo real y el de los sueños se traspasan con asombrosa facilidad. Sin embargo, no se conforma con esto y se empeña en desarrollar una trama de mundos paralelos en los que conviven algunos personajes de la novela con otros salidos de anteriores libros suyos y que no enriquecen la trama, sino que exasperan al lector que busca entre líneas algún vestigio de la vieja magia de Murakami y que la encuentra sólo en una pequeña dosis.

La inminente llegada a las librerías de su última entrega, Después del terremoto, tal vez nos reconcilie con este autor que ha sabido calar hondo entre los lectores con su particular forma de perfilar el mundo.

Mª Ángeles Robles