¿Es usted de esas personas que cuando pasa por el escaparate de una buena librería comienza a salivar? ¿Se disgusta cuando observa que un libro no tiene hojas de cortesía? ¿Espera con ansiedad la llegada del cartero o del mensajero cuando sabe que le traen un ejemplar deseado? ¿Las estanterías de su biblioteca se arquean peligrosamente por el peso de los libros colocados en una doble fila? …