Por si llega la noche, por si se va la luz, por si resulta que lo de morir iba en serio. Eufemismos pronunciados con la cadencia de un mantra, planes dentro de planes que no tienen otro cometido que acallar los temores internos y alcanzar una inmortalidad pasajera. El condicional que alumbra un estéril gesto de esperanza es una proposición al caos, una aproximación al infinito …