Pepe Jaime y Pedro Rivera, libreros. (c) Martín CaboPepe Jaime y Pedro Rivera, libreros. (c) Martín Cabo

Según reza en su página web, «Quorum Libros es el resultado de la unión de dos libreros: Pedro Antonio Rivera Parra y José Luis Jaime Serrano». Pero Quorum, en la provincia de Cádiz, es algo más que una librería: es un lugar de encuentro para los amantes de los libros. Además, editan libros con una línea clara, libre y coherente, que apuesta por la literatura de calidad. Dos hombres diferentes –las respuestas de Pedro Rivera (PR) son como pequeños latigazos mientras que a Pepe Jaime (PJ) le cuesta más contenerse- unidos por un sueño, por una pasión, por un inconfundible anhelo. Las preguntas las respondieron por separado.

Numerosas novelas (El aire que respiras, La Buena Novela, El librero…) y ensayos (la impresionante Librerías, de Jorge Carrión) se centran últimamente en estos templos laicos. ¿Están de moda las librerías?

PR. No exactamente. Creo que hay una sensibilidad especial porque estamos en un momento delicado.

PJ. No, no creo que sea una cuestión de moda. Más bien creo que es una cuestión de gustos. Las librerías gustan de forma general y el gusto de las personas se verbaliza de una forma espontánea al expresar sus lugares preferidos. Y las librerías, afortunadamente, son los sitios preferidos de muchas personas con buen gusto.

¿Es el de librero el oficio más hermoso del mundo?

PR. Es un oficio especial por el producto con el que trabajamos.

PJ. Bueno, tampoco creo que sea cuestión de exagerar. Seguro que cualquier apasionado de su trabajo, se considera muy afortunado si tiene la suerte de dedicarse a lo que le gusta. El de librero, cuando se tiene el tiempo adecuado para hacer y ejercer de librero, es el más bonito de los que conozco, sin lugar a dudas.

¿La librería sigue siendo un instrumento imprescindible en el circuito editor-lector o es inevitable rendirse al dominio de las grandes superficies?

PR. Sigue siéndolo. Imprescindible.

PJ. Creo que la tendencia va cambiando y, tanto los lectores como los editores, van teniendo cada vez más claro que ese dominio no es bueno para el libro, excepto para esa especie de «hombres de negro» que forman parte de los Consejos de Administración de esas enormes empresas y que son sus principales beneficiados. Evidentemente otra cosa es conciliar los intereses economicistas de todos los agentes involucrados, incluyendo a los compradores. Estamos en un mundo en el que la voracidad sin límites de «los mercados» (eufemismo de capitalismo), dejan huellas de sus dentelladas sobre los eslabones más débiles de todos los que no pertenecemos a su poderoso sistema. Sumemos a esto la precariedad laboral y las consecuencias que tiene sobre toda la sociedad y, entonces, se puede entender este cambio de tendencia que va calando cada vez más. Quizás un sistema minorista, comercialmente hablando, puede considerarse a priori menos competitivo (sería muy discutible), pero la sociedad, que cada vez es más conciente de las consecuencias, sabe ver la diferencia y se da cuenta de cómo revierte el flujo económico que provoca cualquier actividad comercial en su entorno más próximo. Por lo tanto, las librerías son y seguirán siendo instrumentos imprescindibles para que dicho dominio no llegue nunca a materializarse. Ya se sabe que más libros, nos hacen más libres y, la libertad del individuo y el conocimiento, es imprescindible para impedir que nos dominen.

La venta de libros ha bajado considerablemente en los últimos meses. ¿Saldremos de ésta?

PR. ¡Qué no ha bajado! Esperemos que sí podamos salir del túnel.

PJ. La venta de todos los productos ha bajado considerablemente, así que los libros también han acusado el frenazo que se le ha aplicado a todo el sistema. Las consecuencias serán múltiples, pero la causa que la originan es muy concreta. No quiero hacerme el pesado, pero esta crisis que nos han impuesto tiene un fin muy claro desde mi punto de vista, que no es otro que cambiar de lugar a los esclavos del siglo XXI. Los países emergentes, por lo tanto grandes consumidores, ahora se encuentran en Oriente, basta darles el anzuelo para que piquen y a continuación comenzará la gran bouffe de los de siempre y la rueda seguirá girando hasta que el mundo diga ¡basta ya! Pero bueno, si no se han movido antes los que estaban más oprimidos, ¿porqué vamos a hacerlo nosotros ahora?

¿Matará el libro electrónico a la librería clásica?

PR. La cambiará.

PJ. ¿Mató el automóvil a las motos, la televisión a la radio o el avión a los barcos?

¿Cuál es la filosofía del Grupo Quorum?

PR. Prestar el mejor servicio a nuestros clientes sin escatimar el coste.

PJ. Buena pregunta. No creo que sea una cuestión de filosofía. Es una cuestión mezcla de forma de subsistencia, de pasión, o de saber, o de no saber hacer otra cosa… ¿Eso se puede llamar filosofía? Yo creo que no. Otra cosa es la meta que vamos empresarialmente fijando en el espacio tiempo. Desde que mi socio Pedro y yo iniciamos nuestra andadura en el año 1991, la única meta bien definida de antemano que nos marcamos fue el hacer cosas juntos alrededor del libro. Esto ha dado lugar a una serie de consecuencias y de unas circunstancias que adobadas adecuadamente cogen cuerpo. Ni siquiera la denominación «Grupo Quorum» ha sido premeditadamente planeada. Ha sido la consecuencia de ir creciendo con distintos proyectos y el buscar un nombre común donde encuadrarlos. Antes comenté que en 1991 inauguramos Quorum Libros; en 1993 editamos nuestro primer libro y nació Quorum Editores; en 1998 abrimos Qüentum, librería infantil-juvenil y venta de juguetes educativos con un claro lema: «Aprender es divertido»; en 2003 inauguramos QiQ en el mismo local que ocupó hasta su cierre, en el año 2000 ó 2001, la librería La Marina. Este mismo año hemos replanteado, por causa entre otras cosas de los ajustes económicos, la reubicación de Qüentum y QiQ, trasladándonos a la calle Sagasta, 27 y hemos incorporado dentro del mismo local La Qafetería, con la ya característica Q de nuestro Grupo Quorum. Además en este mismo espacio también hemos incorporado una zona expositiva con venta, donde irán teniendo cabida todos los artistas que quieran ofrecer sus obras al público en general.

Habrán vivido muchas anécdotas en sus años de profesión.

PR. Sí, claro, he vivido muchas experiencias…

PJ. Muchísimas, una muy divertida de cuando era un jovencito fue con mi padre en la librería familiar, en la que un extranjero con un español chapurreado le pedía un libro llamado Un burro y yo. Evidentemente burro lo pronunciaba así como bujjo. No creo que haga falta decir que el libro buscado era de Juan Ramón Jiménez.

¿Qué escritor de los que han pasado por su librería les ha impresionado más?

PR. He conocido a muchos, pero en cercanía, sensibilidad y simpatía, me quedo con José Luis Sampedro, José Hierro o Terenci Moix.

PJ. Cada escritor es un mundo. A veces admiras a un escritor o escritora y cuando lo conoces te arrepientes de haberlo conocido. En otras ocasiones la sorpresa es a la inversa. Tengo muy gratos recuerdos de Almudena Grandes, Arturo Pérez-Reverte, Javier Sierra, Ian Gibson, Fernando Gamboa, Maruja Torres, Terenci Moix… Recuerdo con un gran cariño a los dibujantes Francisco Ibáñez y Forges. Pero la lista sería muy larga. He conocido, o mejor dicho, he tenido la oportunidad de estar junto a casi todo el panorama literario español, pero sin lugar a dudas el día más alucinante de mi vida en este aspecto fue en la Feria del Libro de Guadalajara (México) de 2006, donde tuve la gran oportunidad de estar en un espacio de no más de 25 metros a la redonda con Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Nadine Gordimer, José Emilio Pacheco, José Saramago, Luis García Montero, Antonio Gala, Pablo García Baena, María Victoria Atencia, José Manuel Caballero Bonald, Eduardo Mendicutti, Miguel Ríos… ¡alucinante, realmente alucinante!

¿Cómo describirían ustedes su librería ideal?

PR. Aquella que tenga el espacio suficiente como para poder tener todos los fondos posibles.

PJ. Un sitio donde soñar sea posible.

¿Es una utopía abrir ahora una librería?

PR. Más que utopía, es complicado.

PJ. Más que una utopía, es una empresa sumamente costosa.

¿Es la librería el eslabón más débil de la cadena?

PR. No, quizás sea el distribuidor.

PJ. Creo que no. Existen otros actores que actualmente tienen una peor posición.

¿Qué opina de las librerías tipo Casa del Libro, Fnac o El Corte Inglés?

PR. Me estás hablando de conceptos diferentes.

PJ. Considero que Casa del Libro es bien distinta a Fnac o El Corte Inglés. De cualquier manera son empresas muy grandes que se rigen por unos parámetros distintos, aunque no muy diferentes a los nuestros.

Quorum edita también libros. ¿Qué les aporta su sello editorial?

PR. Prestigio, principalmente, porque económicamente aporta poco. Considero que editar forma parte también de este negocio.

PJ. La respuesta es prestigio, satisfacción, muchos quebraderos de cabeza y pocos, muy pocos beneficios.

¿Cuántos manuscritos no deseados reciben de media en un mes?

PR. Unos quince.

PJ. Hace mucho que no aceptamos manuscritos de forma indiscriminada.

¿Cuál es el mayor best seller vendido en Quorum?

PR. El habla de Cádiz de Pedro Payán Sotomayor.

PJ. Si se refiere a nuestro sello editorial: El habla de Cádiz.

¿Qué libro de su catálogo recomendarían leer sin falta?

PR. No he leído todos los libros de nuestro catálogo, pero haría la recomendación según el lector.

PJ. Para conocer nuestra historia, El verano que trajo un largo invierno de Alicia Domínguez Pérez; para divertirse, Ubi sunt? Pisha de José Rodríguez Plocia; y para entretenerse, la novela negra Lona de tinieblas de Rafael Marín.

¿Se prescindirá del editor en la era digital?

PR. ¡Espero que no!

PJ. La función del editor es mucho más que mandar a imprimir libros: la identificación de una buena obra, la recomendación al autor, la difusión… Hoy día ya muchos autores prescinden del editor y viceversa. Eso beneficia a ambos.

¿A qué le tienen miedo?

PR. A la miseria.

PJ. A la enfermedad y a la incultura de gente formada.

¿Cuáles son sus afinidades literarias?

PR. Me gusta todo lo que sea bueno.

PJ. Cualquier libro, cualquier autor que me entretenga, cualquier tema que me interese en el momento oportuno, estando en el lugar adecuado.

¿Pesan mucho los libros actuales?

PR. Los buenos no.

PJ. Más pesan las injusticias y también son actuales.

¿Cómo ven el futuro de las librerías?

PR. Con incertidumbre, como todo.

PJ. Creo que quedan librerías para largo, igual distintas a las actuales, pero ¿es que acaso no eran distintas las librerías de hace 100 años?

Una razón para comprar en sus librerías.

PR. Vas a encontrar lo que buscas, y si no es así, te lo conseguimos.

PJ. ¿Dónde mejor?

¿Cómo es un día normal en sus vidas?

PR. Con mucho trabajo.

PJ. No existen días normales. Sí existen muchas horas, mucha dedicación, mucha responsabilidad, muchas decisiones, mucha diversidad de temas y asuntos…

¿Por qué leer?

PR. Porque me gusta.

PJ. Para ser persona.

¿Leer es vivir?

PR. Leer es vivir más.

PJ. Vivir es también es leer.

¿Cómo se debe leer: en voz baja, en voz alta o sin voz?

PR. Si estás solo, sin voz. Yo por lo menos.

PJ. Depende de con quien estés, de cómo estés y de lo que te apetezca.

¿Quién les enseñó a leer?

PR. En el colegio, pero no sabría decirte quién.

PJ. Quiero recordar que una profesora llamada Eloisa, la señorita Eloisa, en un colegio del que preferiría haber olvidado ya su nombre. Su directo/propietario era de grandes golpes de pecho y siempre me lo recuerda Serrat cuando canta eso de «gran pagano, se hizo hermano de una santa cofradía y el jueves santo salía…».

¿Cuál fue ese libro que les convirtió en lectores?

PR. No me acuerdo. Imagino que serían varios.

PJ. No creo que fuese uno determinado. Me recuerdo siempre leyendo algo. Cuando muy pequeño, eran los tebeos de la época: Pumby, Tiovivo, Dindan, TBO, Periquita, El Llanero Solitario, El Guerrero del Antifaz, El Jabato, El Capitán Trueno… No soportaba Roberto Alcázar y Pedrín. Después recuerdo haberme leído todos los libros de Enid Blyton, tanto los de la editorial Molino de las colecciones de Aventura en… y Misterio en… pasando por Los cinco, Los siete o La muerte sale al encuentro de Martín Vigil. El primer libro «de mayores» que me leí fue Papillón, después Los cipreses creen en Dios de Gironella y ya después todo lo que podía. Hay que tener en cuenta que mi padre ya tenía por entonces Librería Jaime y tenía todos los libros a mi alcance.

¿Cuáles son sus autores preferidos?

PR. Los que escriben buenos libros.

PJ. Me gustan muchos, pero no siempre me gusta todo lo que escriben. Pero si tengo que decir uno, solamente uno, Gabriel García Márquez.

¿Qué tipo de lectores son?

PR. Como ciudadano, supero la media lectora con creces, cosa fácil por cierto. Como profesional, me falta tiempo para leer todo lo que debería.

PJ. Me considero un lector de bajo perfil.

¿Cuál es su sitio preferido para leer?

PR. La mesa de estudio, la cama, el cuarto de baño, la playa…

PJ. Cualquier sitio que sea cómodo.

¿Qué libros están leyendo?

PR. Una biografía de Tamara de Lempicka, Los enamoramientos de Javier Marías y también Perdida de Gillian Flynn. Como se ve, no suelo leer lo último que se publica. Tengo una estantería de lo no leído, y ahí busco lo que me apetece en el momento. Leo reseñas para estar informado o escucho lo que leen mis compañeras de trabajo.

PJ. Siempre tengo varios libros entre manos. Que recuerde de memoria, Los inmorales de Fernando Riquelme, y hace unos días terminé Perdida de Flynn. Tengo también entre manos un manuscrito de novela negra para la colección Marejada Negra y una novela de humor que editaremos en el mes de abril de Miguel Albandoz.

Tres lecturas esenciales para ustedes.

PR. En mi juventud me marcaron mucho los escritores alemanes, especialmente Opiniones de un payaso de Heinrich Böll y Siddhartha de Hermann Hesse. También fue muy especial para mí Madame Bovary de Gustave Flaubert. Más recientemente, me ha llamado mucho la atención un libro de filosofía que viene estupendamente bien en los tiempos que corren: Anatomía del miedo, de José Antonio Marina.

PJ. Cien años de soledad de García Márquez, Los detectives salvajes de Bolaño y La metamorfosis de Kafka.

¿Qué libros no han sido capaces de terminar de leer?

PR. Ahora no recuerdo ninguno. Pero procuro ser disciplinado y terminarlos. Es difícil que deje un libro sin terminar.

PJ. Pufff, tantos que no sabría decir uno solo. Siendo muy joven, cualquier libro que comenzaba tenía que terminarlo. Cuando un día me di cuenta de la pérdida de tiempo y de lo inútil de esa acción, dejé de flagelarme.

Para leer no puede faltarles…

PR. Luz y gafas.

PJ. Leo bajo cualquier circunstancia, pero si lo hago tranquilamente me gusta tener buena luz, aunque no siempre es posible.

¿Cuáles son las claves de un buen lector?

PR. Curiosidad, inquietud, sensibilidad y, sobre todo, tiempo. Estoy muy ocupado y me encantaría dedicarle a la lectura dos o tres horas todos los días, pero resulta imposible.

PJ. Que no lea nada que no le interese.

¿Existe una decadencia de los lectores?

PR. Sí.

PJ. No, simplemente existe muchos tipos de distracciones, y la lectura es una más de ellas.

¿Cómo se puede fomentar la lectura entre los estudiantes que sólo abren los libros por obligación?

PR. Pues suprimiendo la obligación y recomendándoles adecuadamente para que se diviertan.

PJ. Cualquier medida que no sea impuesta. Existen pocos profesores apasionados por la lectura que sepan transmitir su pasión en las aulas. Aunque no creo que la escuela sea el único foco de entrada para crear pasión lectora en nadie. La pasión por la lectura es algo social, algo que debe emanar desde las instituciones, desde los políticos, desde los intelectuales, desde los libreros, desde la familia, desde los amigos… Todos tenemos la obligación de formar y de formarnos. Más bien creo que es una falta de formación cultural generalizada. Cuando algo interesa, se llega a ello y no siempre la falta de interés en la lectura de algunos estudiantes es achacable a la falta de accesibilidad. Cuando desde las instancias políticas se fomenta tele basura o lectura basura los resultados son pan y circo. Igual lo que interesa es masa que no piense, que no opine y que solamente produzca.

¿Qué es el libro para ustedes?

PR. Un modo de vida total.

PJ. Una parte de mi familia, de mi persona.

¿Cuál es su relación ahora con los libros?

PR. Toda.

PJ. De total dedicación.

¿Qué opinan sobre el libro electrónico?

PR. Que viene a quedarse y lo acepto, aunque yo soy de la cultura del papel impreso.

PJ. Me gustan los chismes tecnológicos. Pero son eso, chismes. Algunas veces son útiles, otras veces, un autentico coñazo.

¿Qué espacio podrán ocupar las librerías en lo digital?

PR. Todavía no lo sé.

PJ. Todo ocupa lugar. Me hace gracia escuchar eso de que la información (los libros entre otras cosas) se guarda en la nube. Es mentira, se guarda en unos súper ordenadores súper potentes y que ocupan mucho espacio. Las librerías, ¿qué lugar ocuparemos? Pues el que le corresponda, ni más ni menos. Los ciudadanos decidirán o simplemente obedecerán lo que le venga impuesto; por lo tanto no depende de la masa, depende de las decisiones personales individualmente.

¿Y qué será de los distribuidores?

PR. Los grandes grupos logísticos sobrevivirán. Los demás, difícilmente.

PJ. El tiempo lo dirá. Las redes distribuidoras están uniendo esfuerzos para aminorar los gastos de las estructuras y de momento las más fuertes se mantienen a flote.

¿Visitan las librerías de viejo?

PR. Sí, cuando tengo tiempo suficiente o cuando me llama la atención algo del escaparate.

PJ. Sí, cada vez que me tropiezo con alguna librería de viejo fuera de mi ciudad entro y normalmente pico con algún libro.

¿Prefieren los libros recién sacados de la imprenta o los volúmenes con cubiertas raídas y páginas apergaminadas por los años y el uso?

PR. Todo tiene su punto.

PJ. Ambos tienen su encanto. Las modernas texturas son muy agradables al tacto. Es como el que acaricia a un bebé o a su abuela.

¿Cuántos libros suelen comprar en un año?

PR. Muchos más de los que puedo leer, eso seguro.

PJ. Bastantes. No puedo decir una cifra, pero debo de tener en la biblioteca personal del orden de 5.000 libros. Muchos han sido regalo de editoriales o de sus autores. Y muchos de ellos los tengo firmados.

¿Cuál es su posesión libresca de la que se sienten más orgullosos?

PR. Tengo muchos libros dedicados por sus autores, algunos muy interesantes como los de Rafael Alberti, Pepe Hierro o Carlos Barral.

PJ. Un Quijote de 1913 ó 1917, no recuerdo ahora mismo el año.

¿Alguna manía u obsesión con los libros?

PR. Que estén en su sitio. O sea, el orden.

PJ. Muchas, pero todas prescindibles.

¿Cómo los cuidan?

PR. Tratándolos bien.

PJ. Simplemente dejo que estén.

¿Poseen ex libris?

PR. No.

PJ. No.

¿Están sus libros limpios de notas y subrayados o los marcan de alguna de manera?

PR. Algunos están subrayados, especialmente los de filosofía.

PJ. Normalmente no escribo en ellos. Dejo marcas, eso sí.

¿Qué opinan de ese fenómeno comercial que es la Feria del Libro?

PR. Es necesario, y más en España.

PJ. Pues que es un buen sistema de hacer llegar el libro a quien de forma habitual no se tropieza con ellos. Los lectores o compradores habituales encuentran pocos atractivos en el modelo tradicional de ferias de libro. El maldito dinero impide poder poner en marcha grandes reformas dentro del modelo tradicional desde hace muchos años.

¿Cuál es el futuro del libro en papel?

PR. Tampoco lo sé. Yo espero que lo tenga.

PJ. Cuando lleguemos a ese futuro se lo cuento.

Sus bibliotecas son…

PR. Decentita, repartida en varios espacios. Y ordenada, eso sí.

PJ. Un batiburrillo desorganizado.

¿Hay muchos libros en sus bibliotecas?

PR. Bastantes. No sabría darte una cifra exacta, pero unos 3.000 habrá. Y muchos con una importante carga afectiva.

PJ. Ya he comentado, sin haberlos contado nunca, que alrededor de 5.000 entre mi casa y una casita que tengo en el campo.

¿Quorum es también su biblioteca?

PR. De alguna manera, sí.

PJ. Bueno, no tengo problemas para poder ver, leer o simplemente palpar cualquier libro que se encuentre en nuestras librerías. Nada que no pueda hacer ningún cliente en ellas.

¿Qué género predomina en sus bibliotecas?

PR. Narrativa y ensayo, aunque tengo también bastante poesía.

PJ. Novela.

¿Las tienen ordenadas?

PR. Sí, sí.

PJ. Menos de lo que me gustaría. En casa de herrero…

¿Cómo las clasifican?

PR. Por materia y autor. Y por orden alfabético.

PJ. En el campo las tengo por autor. Se nota que tengo algo más de tiempo en este lugar. En mi domicilio habitual se amontonan conforme van llegando y algún esporádico día clasifico de aquella manera.

¿Sólo tienen libros en las baldas o también acumulan objetos?

PR. Hay bastantes objetos, pero los libros se lo van comiendo todo.

PJ. Algunos pequeños objetos fruto de viajes o regalos.

¿Alguna peculiaridad en sus bibliotecas?

PR. Tengo una estantería de tres baldas donde coloco los libros pendientes de leer. Ahí los dejo hasta que acaban siendo leídos. A veces hay tantos que hago una limpia de lecturas pendientes. Lo que leo pasa antes por esta estantería.

PJ. Creo que no, es una biblioteca bastante normalita.

¿Poseen libros heredados de sus familias?

PR. Sí.

PJ. No.

¿Hacen expurgo en sus bibliotecas con frecuencia? Y si es así, ¿adónde van a parar esos libros?

PR. Hago poco porque me da pena desprenderme de libros. Y pueden ir a cualquier lugar menos a la basura.

PJ. No me he desprendido jamás de un libro. Libro que entra en casa, libro que se queda. Aunque sea un bodrio.

¿Contienen libros en otros idiomas?

PR. Muy pocos.

PJ. No, salvo lo típicos manuales de aprender idiomas (inglés, francés e italiano) ¡Mi gran asignatura pendiente! Tantas veces intentado como abandonados.

¿Cómo debe formarse una biblioteca?

PR. Poco a poco, aunque hay que tener un buen diccionario, gramáticas y libros de consulta.

PJ. No me lo he planteado nunca.

¿Qué biblioteca han visitado y les ha fascinado?

PR. La de la Universidad de Coimbra.

PJ. Siempre he pensado que cuando tenga algún tiempo y dinero haré una ruta por todas las bibliotecas del mundo que pueda. En fotografías y por Internet he visto algunas maravillosas, pero tengo especial interés en visitar la del Congreso de los Estados Unidos y la de la Abadía de Admont, en Austria.

¿Qué biblioteca les gustaría visitar?

PR. La de Sarajevo…

PJ. La del Vaticano, pero sin límites.

Pepe Jaime (José Luis Jaime Serrano) (Cádiz, 1958). Empresario, librero, editor, todo se mezcla en una vida dedicada al libro y a su mundo. Ha sido secretario de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) y actualmente preside la Federación Andaluza de Libreros (FAL).
Pedro A. Rivera (Cádiz, 1954). Librero y editor. También toda la vida dedicado al mundo del libro y la cultura. Fue responsable de la obra socio-cultural de la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Editores Andaluces. Miembro de la Junta Directiva de CEGAL. Primero Consejero y luego Presidente del Consejo de Administración de «L» LIBRERÍAS INDEPENDIENTES hasta el pasado sábado 15 de marzo, momento en el que «decidí concluir esta etapa de mi vida profesional».