Presentaciones de ¡A los libros! en Cádiz (izq.) y en Sevilla.Presentaciones de ¡A los libros! en Cádiz (izq.) y en Sevilla.

El pasado sábado 9 de mayo tuvo lugar la puesta de largo de ¡A los libros! 25 entrevistas a profesionales del sector del libro, el salto a las librerías del blog homónimo de Daniel Heredia. ¿Y qué mejor escenario que la Feria del libro de Cádiz para presentar una pieza concebida especialmente para los amantes de los libros y el mundo editorial?

Además de estar rodeado de amigos y familiares, Daniel Heredia fue arropado durante la presentación por su camarada y compañero de aventuras Óscar Lobato, quien además goza del privilegio de ser uno de los entrevistados en la obra. Lobato definió ¡A los libros! como un libro único en su especie, el único del mercado que interroga directamente a los protagonistas de la industria editorial sobre todas aquellas cuestiones relativas a su trabajo. Definió a Heredia como escritor, periodista, editor, bloguero… pero, por encima de todo, «un demonio de la literatura», y añadió que sólo a él se le podía haber ocurrido tomar el grito de guerra «¡A las armas!» y deformarlo hasta convertirlo en el santo y seña de su forma de ver la vida, transformándolo en un rotundo «¡A los libros!».

Pero las cortesías no iban a durar mucho más porque, con el desparpajo que le caracteriza, Lobato convirtió a Daniel en el objetivo de su propia curiosidad y le hizo sufrir en sus carnes algunas de las cuestiones que plantea a sus entrevistados en ¡A los libros!, una gamberrada que sorprendió incluso al propio autor y que convirtió la presentación en un improvisado y divertido diálogo que hizo las delicias de todos los asistentes.

Cuando fue interrogado sobre su forma de escribir y si seguía algún método o ritual, Daniel Heredia respondió que dedica muchas horas a darle a la tecla y que se empeña en ser muy perfeccionista y exigente consigo mismo. Afirmó que invertía una media de tres o cuatro horas de documentación e investigación para preparar cada entrevista, a las que hay que sumar las horas que dedica a la maquetación y a la corrección del texto. Un esfuerzo que, sin embargo, «debe pasar desapercibido al lector, cuyo única preocupación debe ser el disfrute de la lectura».

Una de las cuestiones más incisivas que planteó Oscar Lobato fue la de si algún autor al que admiraba le había decepcionado al conocerlo personalmente. Daniel titubeó, tan comedido como siempre, pero después reconoció que hacía unas semanas una autora había rechazado ser entrevistada al calificar sus preguntas como «insustanciales y demasiado personales como para que interesen a nadie». Una afirmación que duele, y mucho, a quien como él pone el alma y el corazón en lo que hace, con puede apreciarse en cada entrevista que aparece en ¡A los libros! Evidentemente no dijo el nombre de esa autora, aunque aseguro haberse sentido muy defraudado. «Por supuesto he regalado todos sus libros y no volveré a leerla jamás», afirmó.

Cuando le preguntaron por sus lecturas de cabecera, Daniel confesó que se convirtió a la religión de los libros de la mano de Territorio comanche de Arturo Pérez-Reverte, autor al que admira y del que ha devorado toda su obra. Aseguró asimismo que cada vez se guiaba más de su olfato para elegir sus lecturas, lo que le había permitido «descubrir autores magníficos y que en poco tiempo han llegado a lo más alto, como fue el caso de Lorenzo Silva».

La presentación concluyó de forma abrupta debido a la apretada agenda de presentaciones de la Feria del libro, aunque a todos los presentes nos habría gustado que durase más. Casi sin tiempo, Daniel se refirió a los libros como el centro de su vida, por detrás de familia y amigos, y aprovechó para referirse a los colaboradores habituales de la web como parte de su «familia libresca».

Como despedida, Daniel gritó un «¡A LOS LIBROS!» que sonó como un grito de guerra y, al mismo tiempo, como una declaración de intenciones. Una presentación multitudinaria y muy aplaudida que pone la guinda a tres años de trabajo titánico.

Benito Olmo

Alos libros! es el grito de guerra de Daniel Heredia. Lo tomó prestado de su admirado Pérez-Reverte y tiene un trasfondo revolucionario, una llamada a construir ciudadanía. «Al leer lo tienes todo», cree. Desde su blog, ha hecho en los últimos años una seria tarea de animación a la lectura y una invitación a redescubrir el mundo del libro, un proyecto que cobra nueva vida ahora en su versión editorial. Todos estos aspectos sorprendieron al auditorio que asistió el lunes 11 de mayo a la presentación de su nuevo trabajo en la Feria del Libro de Sevilla.

Resultó cálida la acogida a Daniel en su segunda ciudad, donde trajinó como plumilla hace años. Los incondicionales que lo arroparon, la complicidad y el talento de la mesa, con Charo Ramos y Eva Díaz Pérez, e incluso el aire del Sáhara pusieron de su parte para que subiera hasta 40 el termómetro. No es sólo elogio. A Heredia se le echa de menos y se le envidia. Los medios tradicionales, más volcados en la promoción y lo azaroso de la actualidad, confiesan las mismas periodistas, no dejan espacio para entrevistas a fondo como las que se recogen en su libro. Un periodismo intenso, como él mismo, concienzudo y riguroso que hace saltar por los aires tantos disfraces.

Heredia quiere llegar hasta las personas. En ¡A los libros! interpela a escritores reconocidos y editores prestigiosos. También a agentes literarios, libreros y encuadernadores de primera categoría. No hay ninguna presunción en esta selección, sólo afán de reconocerse en otros yos. «Preguntar nos eleva», dice. Con cada entrevista, «el que aprende soy yo». Tanto se implica que, al final, sus entrevistados, como confiesa Eva Díaz Pérez, no tienen más remedio que abdicar: «Las buenas entrevistas te hacen replantearte». Ella misma descubrió aspectos de sí misma que desconocía respondiéndole.

Es raro escuchar a un escritor hablar de las carencias de su trabajo con honestidad. Heredia sabe quién miente en sus entrevistas por quedar bien; quién no le responderá nunca; quién se esconde para salvar las apariencias… Pero no lo cuenta, faltaría más. Habrá que leer entrelíneas.

El auditorio interpela: «¿Para cuándo la autoentrevista?». No llegará, sería una falta de respeto a sus entrevistados. Baste por ahora lo que dejó ver en Sevilla. Es buen lector y comprador, al menos un par de libros por semana. Le mueve por los libros algo físico, de modo que sufre por sus dos mil ejemplares guardados en un trastero y no quiere ni pensar en el terror de desprenderse de esos más de 750 que hablan sobre libros. Sí, es una enfermedad, pero eso no hizo nunca ningún mal a la humanidad, al contrario. Por eso, a ella, dedicará el próximo libro.

Daniel Heredia disfruta sugiriendo. Es generoso y encuentra un secreto placer en eso de compartir lo que cree que es digno de leerse. Se le ilumina la mirada y algo bueno encuentra para ti. Y no suele fallar, o sí, pero no está mal intentarlo. Porque se siente uno menos solo en medio del mercado. Y eso sí que es de agradecer.

Mari Carmen Montoya